Pastoral Vocacional

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¿Qué es la Pastoral Vocacional?

Toda la comunidad cristiana tiene la obligación de animar la pastoral vocacional y cada cristiano en particular.

La vocación de la Iglesia y la pastoral vocacional
La Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y los apóstoles, y es enviada a continuar esta misión. Se sabe depositaria de la Buena Noticia que debe ser anunciada, y ella misma envía evangelizadores a cumplir este encargo en medio del mundo. La evangelización pretende generar cristianos adultos que han experimentado el amor de Dios, que viven según Dios, y que por tanto, se plantean su vida como respuesta y testimonio de la fe. Por eso podemos decir que toda la pastoral de la Iglesia es pastoral vocacional, ya que la tarea evangelizadora de la Iglesia está llamada a hacer descubrir a cada creyente su misión, su vocación.

La Pastoral Vocacional
La pastoral vocacional es una tarea de todos los miembros de la Iglesia, que consiste en el servicio al nacimiento, crecimiento y discernimiento de vocaciones; con el fin único de servir más y mejor al mundo, que tanto necesita de la verdad de Cristo. Para ello la pastoral vocacional la hemos de realizar mediante los instrumentos válidos en toda pastoral: la predicación directa y clara del mensaje, la catequesis sistemática y fiel, el testimonio alegre y sincero, la oración confiada al Padre por su Hijo en el Espíritu y a María modelo de toda vocación.


¿Cómo realizar la pastoral vocacional?
Hemos de poner especial hincapié en la oración, porque del encuentro con Cristo es de donde nace la predicación, la catequesis y el testimonio eficaz, y es el mismo Jesús el que llama al corazón para hacernos participes de una vocación al servicio de la Iglesia y de toda la humanidad.

Toda la Iglesia debe acoger cada día la invitación persuasiva y exigente de Jesús, que nos pide que “roguemos al dueño de la mies que envíe trabajadores” (Mt. 9, 3 8). Obedeciendo al mandato de Cristo, la Iglesia hace, antes que nada, una humilde profesión de fe, al rogar por las vocaciones (mientras toma conciencia de su gran urgencia para su vida y misión) reconoce que son un don de Dios y como tal, hay que pedirlo con súplica incesante y confiada.

Es necesaria una predicación directa sobre el misterio de la vocación en la Iglesia, sobre el valor del sacerdocio, de la vocación religiosa, y de la vocación matrimonial y laical; sobre su urgente necesidad para el pueblo de Dios.

Una catequesis orgánica y difundida a todos los niveles en la Iglesia, además de disipar dudas y contrastar ideas desviadas sobre las vocaciones, y en especial sobre las vocación sacerdotal, abre los corazones de los creyentes a la espera del don y crea condiciones favorables para el nacimiento de nuevas vocaciones. Desde Acción Vocacional creemos que  llegó el tiempo de hablar valientemente de las vocaciones como de un valor inestimable y una forma espléndida y privilegiada de vida cristiana.

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